Comentario. Pau Vila y la división territorial de Cataluña

Según Pau Vila, eminente maestro, pedagogo y geógrafo, a pesar de que la dimensión comarcal es una realidad presente desde hace siglos, no es sino desde mediados del XIX, cuando empieza a ser considerada como la base ineludible para la división territorial político-administrativa de Cataluña. Ello coincide con los primeros atisbos de recuperación del autogobierno y, especialmente, con el rechazo a la estructura provincial por parte tanto de la ciudadanía como de las élites. El gobierno autónomo catalán de 1931 crea una Ponencia de estudiosos con el encargo de diseñar una división territorial que sirva a la administración, gestión y gobierno del país. Dicha Ponencia, liderada por Vila, obvia los anteriores debates basados en la comarca tradicional (natural, histórica) y propone una metodología de trabajo novedosa, fundamentada en las aportaciones de la geografía vidaliana y, sobre todo, en los aspectos funcionales (urbanos, económicos, relacionales) del territorio: encuestas y visitas a los ayuntamientos ayudan a configurar un proyecto de división territorial que solo obtendrá la validación legal tras el estallido revolucionario de julio de 1936. La situación compleja y convulsa de la revolución y de la guerra no impiden su implementación ni la gran aceptación e identificación popular. A pesar de la represión que durante décadas ejercerá la dictadura franquista, el mapa de la división comarcal «de Pau Vila» se convierte en un icono de la resistencia democrática y de la reivindicación nacional, además de servir de base a la división territorial hoy vigente en Cataluña.

​Según Pau Vila, eminente maestro, pedagogo y geógrafo, a pesar de que la dimensión comarcal es una realidad presente desde hace siglos, no es sino desde mediados del XIX, cuando empieza a ser considerada como la base ineludible para la división territorial político-administrativa de Cataluña. Ello coincide con los primeros atisbos de recuperación del autogobierno y, especialmente, con el rechazo a la estructura provincial por parte tanto de la ciudadanía como de las élites. El gobierno autónomo catalán de 1931 crea una Ponencia de estudiosos con el encargo de diseñar una división territorial que sirva a la administración, gestión y gobierno del país. Dicha Ponencia, liderada por Vila, obvia los anteriores debates basados en la comarca tradicional (natural, histórica) y propone una metodología de trabajo novedosa, fundamentada en las aportaciones de la geografía vidaliana y, sobre todo, en los aspectos funcionales (urbanos, económicos, relacionales) del territorio: encuestas y visitas a los ayuntamientos ayudan a configurar un proyecto de división territorial que solo obtendrá la validación legal tras el estallido revolucionario de julio de 1936. La situación compleja y convulsa de la revolución y de la guerra no impiden su implementación ni la gran aceptación e identificación popular. A pesar de la represión que durante décadas ejercerá la dictadura franquista, el mapa de la división comarcal «de Pau Vila» se convierte en un icono de la resistencia democrática y de la reivindicación nacional, además de servir de base a la división territorial hoy vigente en Cataluña.  

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