La carne como trauma: primeras reflexiones sobre la visión traumática transhumanista del cuerpo humano

En este artículo, examino el concepto de la carne como originadora de trauma desde una perspectiva transhumanista. Sostengo que nuestra existencia encarnada nos expone a la vulnerabilidad y las limitaciones impuestas por la naturaleza. En primer lugar, nos enfrentamos a la inevitabilidad de las enfermedades, el envejecimiento y la muerte. En segundo lugar, nuestros cuerpos físicos nos impiden realizar determinadas actividades y llevar ciertos estilos de vida. Investigo esto presentando una perspectiva transhumanista, destacando cuatro condiciones de la carne como trauma. En la sección 3, propongo que la encarnación es intrínsecamente traumática, y que la carne es el origen del trauma existencial. También sostengo que, mientras persistan los riesgos existenciales, el trauma se intensificará. Las secciones 4 y 5 exploran cómo el trauma perdura más allá de nuestra existencia biológica, afectando a las futuras generaciones poshumanas. Concluyo que, si bien algunos argumentos transhumanistas tienen mérito, la noción de la carne como trauma carece de plausibilidad. Sin embargo, gana fuerza dentro de un discurso alimentado por la ideología transhumanista, especialmente en culturas que experimentan avances tecnológicos rápidos. Esta concepción del trauma funciona como un artefacto político e ideológico que refleja el descontento con la condición humana tradicional, particularmente en las sociedades prósperas.

​En este artículo, examino el concepto de la carne como originadora de trauma desde una perspectiva transhumanista. Sostengo que nuestra existencia encarnada nos expone a la vulnerabilidad y las limitaciones impuestas por la naturaleza. En primer lugar, nos enfrentamos a la inevitabilidad de las enfermedades, el envejecimiento y la muerte. En segundo lugar, nuestros cuerpos físicos nos impiden realizar determinadas actividades y llevar ciertos estilos de vida. Investigo esto presentando una perspectiva transhumanista, destacando cuatro condiciones de la carne como trauma. En la sección 3, propongo que la encarnación es intrínsecamente traumática, y que la carne es el origen del trauma existencial. También sostengo que, mientras persistan los riesgos existenciales, el trauma se intensificará. Las secciones 4 y 5 exploran cómo el trauma perdura más allá de nuestra existencia biológica, afectando a las futuras generaciones poshumanas. Concluyo que, si bien algunos argumentos transhumanistas tienen mérito, la noción de la carne como trauma carece de plausibilidad. Sin embargo, gana fuerza dentro de un discurso alimentado por la ideología transhumanista, especialmente en culturas que experimentan avances tecnológicos rápidos. Esta concepción del trauma funciona como un artefacto político e ideológico que refleja el descontento con la condición humana tradicional, particularmente en las sociedades prósperas. Read More

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