Aunque el pensamiento de Badiou solo puede entenderse a través de la conexión e implicación sistemática de los conceptos de “acontecimiento”, “sujeto” y “verdad”, nuestra lectura apunta a la centralidad del concepto de “sujeto”. Esta lectura se explica en la medida en que corresponde al sujeto, como incorporación y generador de estabilidad provisional en la contingencia, juzgar, nombrar y, por tanto, hacer perdurar la multiplicidad del acontecimiento. En otras palabras, la primacía de la razón práctica, que organiza en última instancia el pensamiento. El sujeto es el operador conceptual que problematiza la contingencia: la distancia entre la contingencia vivida y la contingencia pensada, o el vacío lógico que sustituye la cosa por la idea, a través de una ruptura. Así entendido, en oposición a su caracterización por la razón instrumental, el sujeto permite la continuidad de los procesos, pues constituye la explicación de sus marcas desde un punto de vista práctico.
Aunque el pensamiento de Badiou solo puede entenderse a través de la conexión e implicación sistemática de los conceptos de “acontecimiento”, “sujeto” y “verdad”, nuestra lectura apunta a la centralidad del concepto de “sujeto”. Esta lectura se explica en la medida en que corresponde al sujeto, como incorporación y generador de estabilidad provisional en la contingencia, juzgar, nombrar y, por tanto, hacer perdurar la multiplicidad del acontecimiento. En otras palabras, la primacía de la razón práctica, que organiza en última instancia el pensamiento. El sujeto es el operador conceptual que problematiza la contingencia: la distancia entre la contingencia vivida y la contingencia pensada, o el vacío lógico que sustituye la cosa por la idea, a través de una ruptura. Así entendido, en oposición a su caracterización por la razón instrumental, el sujeto permite la continuidad de los procesos, pues constituye la explicación de sus marcas desde un punto de vista práctico. Read More