Este artículo tiene el propósito de aportar al análisis crítico de la enseñanza en la alfabetización inicial, a través de detenerse en tres de sus características fundamentales: la contextualización, la reflexión metalingüística y la enseñanza dialógica. Frente a modelos que reducen la enseñanza a la transmisión de contenidos descontextualizados o al descubrimiento espontáneo, se propone una concepción de la alfabetización como derecho y participación activa en las culturas escritas, entendida como un proceso complejo de interpretación, producción y reflexión. Enseñar a leer y escribir implica situar estas prácticas en contextos sociales semejantes a los que se desarrollan fuera de la escuela, con diversos propósitos. Si bien la participación en prácticas con propósitos comunicativos es necesaria, también se requiere promover instancias sistemáticas de reflexión metalingüística para analizar qué representa la escritura y cómo lo hace. Esta apropiación del sistema alfabético se concibe como una reconstrucción conceptual que exige identificar unidades no evidentes y establecer relaciones entre ellas. Además, se plantea que la construcción de conocimientos sobre el lenguaje sólo es posible en una enseñanza dialógica, que valore las conceptualizaciones infantiles y las transforme colectivamente. El artículo analiza cómo estas características se expresan en la enseñanza y propone orientaciones para formar estudiantes capaces de leer y escribir el mundo en aulas concebidas como espacios democráticos de construcción del conocimiento.
Este artículo tiene el propósito de aportar al análisis crítico de la enseñanza en la alfabetización inicial, a través de detenerse en tres de sus características fundamentales: la contextualización, la reflexión metalingüística y la enseñanza dialógica. Frente a modelos que reducen la enseñanza a la transmisión de contenidos descontextualizados o al descubrimiento espontáneo, se propone una concepción de la alfabetización como derecho y participación activa en las culturas escritas, entendida como un proceso complejo de interpretación, producción y reflexión. Enseñar a leer y escribir implica situar estas prácticas en contextos sociales semejantes a los que se desarrollan fuera de la escuela, con diversos propósitos. Si bien la participación en prácticas con propósitos comunicativos es necesaria, también se requiere promover instancias sistemáticas de reflexión metalingüística para analizar qué representa la escritura y cómo lo hace. Esta apropiación del sistema alfabético se concibe como una reconstrucción conceptual que exige identificar unidades no evidentes y establecer relaciones entre ellas. Además, se plantea que la construcción de conocimientos sobre el lenguaje sólo es posible en una enseñanza dialógica, que valore las conceptualizaciones infantiles y las transforme colectivamente. El artículo analiza cómo estas características se expresan en la enseñanza y propone orientaciones para formar estudiantes capaces de leer y escribir el mundo en aulas concebidas como espacios democráticos de construcción del conocimiento. Read More