Las elecciones mexicanas de 2024 marcaron una fase crucial para la democracia del país en múltiples dimensiones. En esta elección se presenció la toma de posesión de la primera mujer presidenta del país y la continuidad del partido gobernante. La coalición oficialista logró una mayoría calificada en el Congreso y aseguró 23 gubernaturas, abriendo así caminos sin precedentes para impulsar reformas constitucionales que afectan elementos centrales de la democracia mexicana, comprometiendo la separación de poderes y debilitando la rendición de cuentas social. Estos acontecimientos se desarrollaron en un contexto de violencia creciente, convirtiendo a las elecciones de 2024 en las más violentas de la historia política reciente de México. Más de 100 candidatos locales fueron atacados directamente por organizaciones criminales durante el proceso electoral, lo que reafirma al crimen organizado como un actor significativo en el panorama político del país. A través de su intervención en la organización de elecciones libres y el uso estratégico de la violencia que impacta los derechos ciudadanos de votar y ser votado, el crimen organizado ha demostrado su capacidad para socavar procesos democráticos clave. Por lo tanto, sostenemos que las elecciones de 2024, junto con tres reformas constitucionales clave aprobadas de inmediato, desmantelaron los mecanismos de control horizontal y de rendición de cuentas social, consolidando amenazas críticas para la democracia mexicana, tanto por medios institucionales como no institucionales.
Las elecciones mexicanas de 2024 marcaron una fase crucial para la democracia del país en múltiples dimensiones. En esta elección se presenció la toma de posesión de la primera mujer presidenta del país y la continuidad del partido gobernante. La coalición oficialista logró una mayoría calificada en el Congreso y aseguró 23 gubernaturas, abriendo así caminos sin precedentes para impulsar reformas constitucionales que afectan elementos centrales de la democracia mexicana, comprometiendo la separación de poderes y debilitando la rendición de cuentas social. Estos acontecimientos se desarrollaron en un contexto de violencia creciente, convirtiendo a las elecciones de 2024 en las más violentas de la historia política reciente de México. Más de 100 candidatos locales fueron atacados directamente por organizaciones criminales durante el proceso electoral, lo que reafirma al crimen organizado como un actor significativo en el panorama político del país. A través de su intervención en la organización de elecciones libres y el uso estratégico de la violencia que impacta los derechos ciudadanos de votar y ser votado, el crimen organizado ha demostrado su capacidad para socavar procesos democráticos clave. Por lo tanto, sostenemos que las elecciones de 2024, junto con tres reformas constitucionales clave aprobadas de inmediato, desmantelaron los mecanismos de control horizontal y de rendición de cuentas social, consolidando amenazas críticas para la democracia mexicana, tanto por medios institucionales como no institucionales. Read More