El sector florícola ha experimentado una notable transformación, pasando de ser una actividad elitista y de alcance limitado a consolidarse como una industria global altamente tecnificada y estratégica, este desarrollo ha sido impulsado por avances en genética vegetal, automatización de procesos, innovación en logística y digitalización en toda la cadena de valor. A nivel mundial, países como los Países Bajos, Alemania, Japón, Colombia, Ecuador y Kenia lideran la producción y exportación de flores, concentrando aproximadamente el 84 % de la demanda global. En el caso ecuatoriano, la floricultura se consolidó formalmente a partir de la década de 1980 y hoy ocupa el tercer lugar entre los mayores exportadores del mundo, con ventas que superaron los USD 1.000 millones en 2024, las rosas y la gypsophila son las principales especies comercializadas, con una producción que ha mostrado fluctuaciones entre 2015 y 2024 debido a factores climáticos, económicos y logísticos. Este sector impulsa la balanza comercial del país, genera empleo directo e indirecto, promueve la equidad de género y dinamiza la economía rural, no obstante, enfrenta desafíos estructurales como la precariedad laboral en empresas no certificadas, la dependencia del financiamiento externo y la sensibilidad frente a cambios en los mercados internacionales. Para su análisis se aplicó una metodología mixta que combinó el estudio documental de fuentes académicas y estadísticas oficiales con una interpretación crítica de datos productivos, comerciales y laborales
El sector florícola ha experimentado una notable transformación, pasando de ser una actividad elitista y de alcance limitado a consolidarse como una industria global altamente tecnificada y estratégica, este desarrollo ha sido impulsado por avances en genética vegetal, automatización de procesos, innovación en logística y digitalización en toda la cadena de valor. A nivel mundial, países como los Países Bajos, Alemania, Japón, Colombia, Ecuador y Kenia lideran la producción y exportación de flores, concentrando aproximadamente el 84 % de la demanda global. En el caso ecuatoriano, la floricultura se consolidó formalmente a partir de la década de 1980 y hoy ocupa el tercer lugar entre los mayores exportadores del mundo, con ventas que superaron los USD 1.000 millones en 2024, las rosas y la gypsophila son las principales especies comercializadas, con una producción que ha mostrado fluctuaciones entre 2015 y 2024 debido a factores climáticos, económicos y logísticos. Este sector impulsa la balanza comercial del país, genera empleo directo e indirecto, promueve la equidad de género y dinamiza la economía rural, no obstante, enfrenta desafíos estructurales como la precariedad laboral en empresas no certificadas, la dependencia del financiamiento externo y la sensibilidad frente a cambios en los mercados internacionales. Para su análisis se aplicó una metodología mixta que combinó el estudio documental de fuentes académicas y estadísticas oficiales con una interpretación crítica de datos productivos, comerciales y laborales