Permeada por memorias traumáticas y reclamos de reconocimiento y compensación del pasado colonial, la relación bilateral entre Corea del Sur y Japón experimentó tensiones intensas durante las administraciones de Park Geun-hye (2013-2017) y Moon Jae-in (2017-2022). Park estipuló que el reconocimiento del pasado colonial sería un requisito para mejorar las relaciones con Tokio, y el Acuerdo de las Mujeres de Confort, firmado inesperadamente, tuvo su legitimidad cuestionada. Durante su mandato, Moon invalidó el Acuerdo de las Mujeres de Confort y exigió una resolución centrada en las demandas de las víctimas, además de abogar para que las empresas japonesas compensaran a los surcoreanos obligados a trabajar en sus instalaciones durante la colonización. En un panorama diferente, el gobierno conservador de Yoon Suk-yeol (2022-presente) adoptó una postura de reestructurar las relaciones entre Corea del Sur y Japón sin criticar los efectos de la colonización o buscar el reconocimiento de la responsabilidad de este país. Esta investigación analiza cómo las administraciones de Park, Moon y Yoon han manejado la agenda colonial en la política exterior surcoreana, resultando en fricciones o acercamientos con Japón. Se argumenta que Park intensificó los agravios históricos, incluso después del Acuerdo de las Mujeres de Confort, debido a su enfoque insatisfactorio. Moon, centrado en sanar las heridas coloniales, enfrentó fricciones diplomáticas, económicas y de seguridad ante la negativa de Japón a revisitar el pasado. Por último, Yoon, al buscar la reconciliación con Japón, logró un acercamiento en un tono de sumisión, socavando las reclamaciones de justicia de las víctimas.
Permeada por memorias traumáticas y reclamos de reconocimiento y compensación del pasado colonial, la relación bilateral entre Corea del Sur y Japón experimentó tensiones intensas durante las administraciones de Park Geun-hye (2013-2017) y Moon Jae-in (2017-2022). Park estipuló que el reconocimiento del pasado colonial sería un requisito para mejorar las relaciones con Tokio, y el Acuerdo de las Mujeres de Confort, firmado inesperadamente, tuvo su legitimidad cuestionada. Durante su mandato, Moon invalidó el Acuerdo de las Mujeres de Confort y exigió una resolución centrada en las demandas de las víctimas, además de abogar para que las empresas japonesas compensaran a los surcoreanos obligados a trabajar en sus instalaciones durante la colonización. En un panorama diferente, el gobierno conservador de Yoon Suk-yeol (2022-presente) adoptó una postura de reestructurar las relaciones entre Corea del Sur y Japón sin criticar los efectos de la colonización o buscar el reconocimiento de la responsabilidad de este país. Esta investigación analiza cómo las administraciones de Park, Moon y Yoon han manejado la agenda colonial en la política exterior surcoreana, resultando en fricciones o acercamientos con Japón. Se argumenta que Park intensificó los agravios históricos, incluso después del Acuerdo de las Mujeres de Confort, debido a su enfoque insatisfactorio. Moon, centrado en sanar las heridas coloniales, enfrentó fricciones diplomáticas, económicas y de seguridad ante la negativa de Japón a revisitar el pasado. Por último, Yoon, al buscar la reconciliación con Japón, logró un acercamiento en un tono de sumisión, socavando las reclamaciones de justicia de las víctimas.