Este artículo aborda una problemática común identificada en la Unidad Educativa Heleodoro Sáenz en relación con la aplicación de las metodologías empleadas por los docentes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje y su dependencia con diversos aspectos de la vida. Es importante mencionar que los educadores se enfrentan constantemente a diferentes desafíos para ayudar a los estudiantes a fomentar conocimientos en todas las áreas del currículo. Por tal motivo, se propone la metodología Reggio Emilia o Experiencia Reggio, la cual, según Biroli et al. (2018), se sostiene en un ejercicio educativo a través del cual se motiva a los estudiantes a que exploren su entorno y expresen todos sus lenguajes comunicativos y cognitivos disponibles. Se basa en la creencia de que los niños y las niñas tienen potencialidades para construir su propio conocimiento en relación a su entorno, donde motivan a los niños a construir su propio pensamiento, a través de diferentes lenguajes. En ese sentido, se promueve en este ámbito un enfoque más dinámico, innovador e inclusivo donde se facilite el proceso de enseñanza aprendizaje y así lograr objetivos claros y resultados óptimos. Lori defiende que el conocimiento que adquiere el alumno debe realizarse a través de la observación y experimentación, potenciando así su creatividad. Considerando estas características, el estudio de este método es bien clave, porque el niño aprende partiendo de sus propios intereses y experiencias, partiendo en todo momento de la motivación, ya que un alumno predispuesto es al mismo tiempo muy productivo y asimila los conocimientos con mucha facilidad donde el docente crea un clima de confianza que propicie un aprendizaje mucho más significativo.
Este artículo aborda una problemática común identificada en la Unidad Educativa Heleodoro Sáenz en relación con la aplicación de las metodologías empleadas por los docentes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje y su dependencia con diversos aspectos de la vida. Es importante mencionar que los educadores se enfrentan constantemente a diferentes desafíos para ayudar a los estudiantes a fomentar conocimientos en todas las áreas del currículo. Por tal motivo, se propone la metodología Reggio Emilia o Experiencia Reggio, la cual, según Biroli et al. (2018), se sostiene en un ejercicio educativo a través del cual se motiva a los estudiantes a que exploren su entorno y expresen todos sus lenguajes comunicativos y cognitivos disponibles. Se basa en la creencia de que los niños y las niñas tienen potencialidades para construir su propio conocimiento en relación a su entorno, donde motivan a los niños a construir su propio pensamiento, a través de diferentes lenguajes. En ese sentido, se promueve en este ámbito un enfoque más dinámico, innovador e inclusivo donde se facilite el proceso de enseñanza aprendizaje y así lograr objetivos claros y resultados óptimos. Lori defiende que el conocimiento que adquiere el alumno debe realizarse a través de la observación y experimentación, potenciando así su creatividad. Considerando estas características, el estudio de este método es bien clave, porque el niño aprende partiendo de sus propios intereses y experiencias, partiendo en todo momento de la motivación, ya que un alumno predispuesto es al mismo tiempo muy productivo y asimila los conocimientos con mucha facilidad donde el docente crea un clima de confianza que propicie un aprendizaje mucho más significativo.